sábado, 28 de febrero de 2009

Cerramos nuestra edición de Febrero 2009 con 215 notas

18:28

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notas

Fallece historiador clave de Atacama Oriel Álvarez Gómez (1923-2009) (leer)

Carta de apoyo al poeta Andrés Morales por Thomás Harris (leer)

libro de relatos Que suenen las olas (leer)

Convocatoria Internacional de Poesía Antología de Poesía 2009 - Perú (leer)

Espacio en la red dedicado integramente a la obra de Enrique Lihn (leer)

PERÚ LLAMADO A RENDIR CUENTAS A LA POESÍA HISPANOAMERICANA (leer)

COLOQUIO INTERNACIONAL DE CRÍTICA LITERARIA TOMÁS G. ESCAJADILLO (leer)

LOS POETAS DE CURICÒ EN ACCIÒN (leer)

II Taller de Periodismo Literario (Crónica) (leer)

Invitación Conglomerado Cultural Lambayeque - Perú (leer)

II° Concierto de Verano de la Orquesta de Cámara de Arica Parinacota (leer)

Presentación del libro Patrimonio Cultural Indígena Norte Semiárido de Chile (leer)

Este viernes, 27 de febrero, sigue el ciclo Los Desconocidos de Siempre (leer)

Cerramos nuestra edición de Enero del 2009 con 260 notas (leer)

Códex 10 de Eduard Pascual en Roca editorial (leer)

Estrenamos el segundo número de la revista La Santísima trinidad de las cuatro esquinas. (leer)

Estrenamos nuestra segunda edición especial de poesía Enero del 2009 (leer)

Novedades en La Santísima Trinidad de las Cuatro Esquinas (leer)

PRESENTACION DEL LIBRO DE ALBERTO PAUCAR (leer)

Convocatoria Revista de Literatura Tinta Expresa 4 (leer)

Poesía Chilena en La Santísima Trinidad de las cuatro esquinas. (leer)

Plumas y Tablas III (leer)

RECOMENDAMOS REVISTA SOL NEGRO NÚMERO 3 (leer)

Chilenos en la feria del libro de la Habana por Alejandro Lavquén (leer)

Estrenamos el noveno número de Cinosargo edición VIII de Enero del 2009 (leer)

Lectura Poética en Arica La Noche de las letras sagradas (leer)

cine

REVIEW Crepúsculo (Twilight) (leer)

Documental sobre José María Arguedas. (leer)

Videos sobre el boom de la literatura latinoamericana (leer)

Documental sobre César Vallejo (leer)

autores

WITOLD GOMBROWICZ, RAFAEL CIPPOLINI Y MARCELO DAMIANI (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y ARTHUR SANDAUER (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y CECILIA BENEDIT DE DEBENEDETTI (leer)

NUEVE POEMAS EN TREN DE PORFELIUS. (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y MIHÁLY DÉS (leer)

WITOLD GOMBROWICZ, INGEBORG BACHMANN Y GÜNTER GRASS (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y MARTIN BUBER (leer)

WITOLD GOMBROWICZ, LUCIEN GOLDMANN Y JORGE LAVELLI (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y MANUEL GÁLVEZ (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y GUSTAVO LEGUIZAMÓN (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y JÓZEF PILSUDSKI (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y MARCELINA ANTONINA KOTKOWSKA (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y FRIEDRICH WILHELM NIETZSCHE (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y NÉSTOR TIRRI (leer)

WITOLD GOMBROWICZ, MILITA MOLINA Y NICOLÁS ROSA (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y TAMARA KAMENSZAIN (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y ARTHUR SCHOPENHAUER (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y EDMUND HUSSERL (leer)

WITOLD GOMBROWICZ, ANDERS BODEGARD Y PETER LANDELIUS (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y JORGE DI PAOLA (leer)

WITOLD GOMBROWICZ, BOHDAN ZADURA Y JACOBO MUCHNIK (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y JAN ONUFRY GOMBROWICZ (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y GEORG WILHELM FRIEDRICH HEGEL (leer)

WITOLD GOMBROWICZ, GUILLERMO SCHAVELZON Y ALBERTO DÍAZ (leer)

WITOLD GOMBROWICZ Y IMMANUEL KANT (leer)

WITOLD GOMBROWICZ, GERMÁN GARCÍA Y PABLO CHACÓN (leer)

WITOLD GOMBROWICZ, WILLIAM SHAKESPEARE Y JOHANN WOLFGANG VON GOETHE (leer)

WITOLD GOMBROWICZ, MERCEDES GÜIRALDES Y BEATRIZ DE MOURA (leer)

Poemas de Stephan Mallarmé (leer)

ENTRE EL CLAVEL Y LA ESPADA DE RAFAEL ALBERTI (leer)

LA POESÌA DE ALDO MAZZUCCHELLI. (leer)

MANZANAS Y CEREMONIAS DE EDMUNDO HERRERA. (leer)

PORNOGRAFÌA DE GUERRA DE MARCELO VALDÈS. (leer)

LA POESÌA DE MARCELA SALDAÑO (leer)

Poemas de Emilio Adolfo Westphalen (leer)

LOS IMPOSIBLES DE SYLVIA ROJAS PASTENE (leer)

Leigh Brackett - La épica en la ciencia ficción (leer)

POEMA A LA NOCHE DE VITEZSLAV NEZVAL (leer)

BOLAÑO: UN PASEO POR LA LITERATURA (leer)

LA POESÍA DETIENE EL TIEMPO (leer)

La invención del mundo por Alan Pauls (leer)

NIEVE DE ENRIQUE LIHN (leer)

LAS PUERTAS DE CHINA DE EFRAIN BARQUERO (leer)

RESPONSO A MARILYN MONROE DE MARIO POBLETE OYARZUN (leer)

SOLO DE JAIME HUENÙN.(leer)

Poemas de Waldo Rojas (leer)

Poesía Lírica Griega. (leer)

Poemas de Winétt De Rokha (leer)

Entretejidos discursivo en Travesias, de Miguel Fajardo Korea (leer)

LA POESÌA DE SYLVIA PLATH.(leer)

LUDOVICOS O LA ARISTOCRACIA DEL ESPÌRITU DE MARCELO RIOSECO. (leer)

BLUE JEANS DE DELIA DOMINGUEZ (leer)

CATACLISMO EN LOS OJOS DE ENRIQUE GOMEZ CORREA (leer)

SECRETA PIEL DE PILAR ARRATIA (leer)

LA POESÌA DE MALÚ URRIOLA. (leer)

LA POESÌA ES MI LENGUA DE GONZALO ROJAS. (leer)

CANTO PRIMERO DE TEÓFILO CID (leer)

SOR JUANA INÈS DE LA CRUZ. (leer)

AUTORRETRATO DE NICANOR PARRA (leer)

EL ESCRITOR JOAQUÌN EDWARDS BELLO. (leer)

ESCRIBIR DE MATÌAS RIVAS (leer)

LOS NEOCHILENOS (leer)

Parra, perdón y olvido (leer)

Un hombre ha muerto de muerte natural (leer)

César Bandin Ron Cherokee (2005) (leer)

poesía

SEDUCCIÓN (leer)

Luis Pardo - Poemas cinéfilos (leer)

EL PAIS FEO (leer)

Poemas de Juan Pomponio (leer)

Poemas de Yamilka Noa. (leer)

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Fragmento de Ríos y Altares de Carlos Enrique Cartolano (leer)

Poemas de Enrique Verasteguí (leer)

Poemas Ana Montrosis (leer)

LimiNHable por Daniel Rojas Pachas (leer)

Víctor Sampayo: Pasos furtivos (leer)

LA NOCHE CAE DETRÁS DEL CEMENTERIO (leer)

FRAGMENTOS DE LA RESISTENCIA DE LA CENIZA DE LUIS GUERRA (leer)

La poesía de Patricia lagos (leer)

Epigramas por Omar Elvir. (leer)

Moyano: LA MOSCA GIGANTE (leer)

Poemas de Ulises Varsovia (leer)

Poemas inéditos de Ana Montrosis Last Body 2009 (lea)

Poemas de Last body de Ana Montrosis (leer)

Poemas de Ana Patricia Moya (leer)

LA HECHICERA (leer)

DAMACIDAD (leer)

Poemas de Mario Aguilar Benítez (leer)

Poesía de Yamila Grego (Español-Catalán) (leer)

Picnic en el Central Park poesía de Leo Lobos (leer)

POEMAS DE GLADYS GONZÁLEZ GRAN AVENIDA (leer)

Poemas de Edgar Artaud el Zerorrealista enmascarado (leer)

Poesía de Jorge Alejandro Vargas Prado (Cusco, 1987) (leer)

Quasar por Victor Ibarra Chávez (leer)

Comic, arte visual, teatro y pintura

narrativa.

LA VIDA ES UN TABLERO DE AJEDREZ (leer)

CARRERAS DE CABALLOS. (leer)

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La pata de mono (leer)

La petición por Jules Renard (leer)

La maquilladora (leer)

CIRUGÍA PSÍQUICA DE EXTIRPACIÓN (leer)

Sortilegio de otoño (leer)

EL HOTEL MAC QUICE (leer)

LOS TRES NOMBRES DE GODOFREDO (leer)

Pena de muerte de Georges Simenon (leer)

LA LUCHA DE LA FAMILIA GONZÁLEZ POR UN MUNDO MEJOR (leer)

La prueba de amor (leer)

NO ME LLAMEN por Nelson Gómez León (leer)

Excesos por Mauricio Wacquez (leer)

La chica más guapa de la ciudad Por Charles Bukowski (leer)

Santa Clo va a La Cuchilla por Abelardo Díaz Alfaro (leer)

Julio Ramón Ribeyro Mar afuera (leer)

Wakefield de Nathaniel Hawthorne (leer)

Cuento En busca de Félix Kuro por Cristián Berrios (leer)

Un golpe a la puerta del Cortijo (leer)

Microcuentos de Pedro de Miguel (leer)

Eveline por James Joyce (leer)

Zaidena: LA PIBA (leer)

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RICARDO PILGIA DESAGRAVIO (leer)

Woolf: La duquesa y el joyero (leer)

Woolf: Lunes o martes (leer)

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LO PERDIDO por Javiera Ugalde Alfaro (leer)

La entrega (de El cuchillo del mendigo) Rodrigo Rey Rosa (leer)

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Rog la lucha en la ciudad (leer)

Qué es la crítica Suspensión y recomposición en las máquinas textuales y sociales (leer)

Sobre Carl Jung (leer)

DETECTIVES (leer)

Nuevos movimientos globales. Tiempos de reflujo y sedimentación (leer)

LA CARCAJADA DE NIETZSCHE (leer)

Ensayos y crónicas de nuestros autores.

Daniel Rojas Pachas

Anverso Literario Alto Hospicio publicada por Editorial Quimantú (leer)

La Santísima Trinidad de las 4 esquinas

Rojas: Enrique Lihn y su decir poético. (leer)

E. Díaz: Murciélaga de Verónica Quense (leer)

Rojas P: Hacia una interpretación Lihn-güística de Disparan en la noche (leer)

Rojas Pachas: Hacia una interpretación Lihn-güística de De un intelectual a una muchacha de pueblo (leer)

José Martínez Fernández

FERIA LIBRERA DE LA UNIVERDAD MAYOR UN INTENTO INCOMPLETO (leer)

NANA GUTIÉRREZ LA MAYOR POETA EN LA HISTORIA DE ARICA (leer)

ESPECULACIÓN EDITORIAL ATENTA CONTRA LA EDUCACIÓN (leer)

RICARDO FLORES MAGÓN ESCRITOR Y PRECURSOR DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA (leer)

DÍAZ MIRÓN GRAN POETA Y HOMBRE DE ARMAS TOMAR (leer)

JUAN LARREA POETA DE LA ESPAÑA DEL SIGLO VEINTE (leer)

EL CAMINO PARA HACER MI POESÍA (leer)

HA LEÍDO EL MEJOR DOCUMENTO SOBRE PRISIÓN POLÍTICA EN CHILE (leer)

DOMINGO GÓMEZ ROJAS EL POETA Y EL LIBERTARIO (leer)

ÓSCAR CASTRO POETA, NOVELISTA, CUENTISTA (leer)

LAS CONTROVERSIALES ANTOLOGÍAS POÉTICAS (leer)

CONVERSANDO CON EL CONDUCTOR DEL MAYOR MOVIMIENTO DE POETAS DEL MUNDO (leer)

UN EXTRAORDINARIO SONETO DE ANTONIO MACHADO (leer)

EL EROTISMO EN UN POEMA DE GONZALO MILLÁN (leer)

Arturo Volantines

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ALICIA GALAZ Y LAS REVISTAS CHILENAS DE POESIA (leer)

GRRR! (leer)

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DECLARACIÓN RESPECTO A LA VISTA DE LA PRESIDENTA A CUBA (leer)

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EL ÁNGEL CON ESPADA (leer)

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MILLAS DE VIDAS (leer)

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DOS CUENTOS por Wilfredo Carrizales (leer)

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jueves, 26 de febrero de 2009

MEMORIAS DEL SUBSUELO

23:38


MEMORIAS DEL SUBSUELO (fragmento)

Fedor Dostoyesvski

I

Soy un enfermo. Soy un malvado. Soy un hombre desagradable. Creo que padezco del hígado. Pero no sé absolutamente nada de mi enfermedad. Ni siquiera puedo decir con certeza dónde me duele.
Ni me cuido ni me he cuidado nunca, pese a la consideración que me inspiran la medicina y los médicos. Además, soy extremadamente supersticioso... lo suficiente para sentir respeto por la medicina. (Soy un hombre instruido. Podría, pues, no ser supersticioso. Pero lo soy.) Si no me cuido, es, evidentemente, por pura maldad. Ustedes seguramente no lo comprenderán; yo sí que lo comprendo. Claro que no puedo explicarles a quién hago daño al obrar con tanta maldad. Sé muy bien que no se lo hago a los médicos al no permitir que me cuiden. Me perjudico sólo a mí mismo; lo comprendo mejor que nadie. Por eso sé que si no me cuido es por maldad. Estoy enfermo del hígado. ¡Me alegro! Y si me pongo peor, me alegraré más todavía.
Hace ya mucho tiempo que vivo así; veinte años poco más o menos. Ahora tengo cuarenta. He sido funcionario, pero dimití. Fui funcionario odioso. Era grosero y me complacía serlo. Ésta era mi compensación, ya que no tomaba propinas. (Esta broma no tiene ninguna gracia pero no la suprimiré. La he escrito creyendo que resultaría ingeniosa, y no la quiero tachar, porque evidencia mi deseo de zaherir.) Cuando alguien se acercaba a mi mesa en demanda de alguna información, yo rechinaba los dientes y sentía una voluptuosidad indecible si conseguía mortificarlo. Lo lograba casi siempre. Eran, por regla general, personas tímidas, timoratas. ¡Pedigüeños al fin y al cabo! Pero también había a veces entre ellos hombres presuntuosos, fanfarrones. Yo detestaba especialmente a cierto oficial. Él no quería someterse, e iba arrastrando su gran sable de una manera odiosa. Durante un año y medio luché contra él y su sable, y finalmente salí victorioso; dejó de fanfarronear. Esto ocurría en la época de mi juventud.
Pero ¿saben ustedes, caballeros, lo que excitaba sobre todo mi cólera, lo que la hacía particularmente vil y estúpida? Pues era que advertía, avergonzado, en el momento mismo en que mi bilis se derramaba con más violencia, que yo no era un hombre malo en el fondo, que no era ni siquiera un hombre amargado, sino que simplemente me gustaba asustar a los gorriones. Tengo espuma en la boca; pero tráiganme ustedes una muñeca, ofrézcanme una taza de té bien azucarado, y verán cómo me calmo; incluso tal vez me enternezca. Verdad es que después me morderé los puños de rabia y que durante algunos meses la vergüenza me quitará el sueño. Sí, así soy yo.
He mentido al decir que fui un funcionario perverso. He mentido por despecho. Yo trataba, simplemente, de distraerme con aquellos peticionarios y aquel oficial, y jamás conseguí llegar a ser realmente malo. Me daba perfecta cuenta de que existían en mí gran número de elementos diversos que se oponían a ello violentamente. Los sentía hormiguear dentro de mi ser, por decirlo así. Sabía que estaban siempre en mi interior y que aspiraban a exteriorizarse, pero yo no los dejaba salir; no, no les permitía evadirse. Me atormentaban hasta la vergüenza, hasta la convulsión. ¡Oh, qué cansado, qué harto estaba de ellos!
Pero ¿no les parece, señores, que estoy adoptando ante ustedes una actitud de arrepentimiento por un crimen que no sé cuál es? Estoy seguro de que ustedes imaginan... No obstante, les advierto que me es indiferente que se lo imaginen o no.
No he conseguido nada, ni siquiera ser un malvado; no he conseguido ser guapo, ni perverso; ni un canalla, ni un héroe..., ni siquiera un mísero insecto. Y ahora termino mi existencia en mi rincón, donde trato lamentablemente de consolarme (aunque sin éxito) diciéndome que un hombre inteligente no consigue nunca llegar a ser nada y que sólo el imbécil triunfa. Sí, señores, el hombre del siglo XIX tiene el deber de estar esencialmente despojado de carácter; está moralmente obligado a ello. El hombre de carácter, el hombre de acción, es un ser de espíritu mediocre. Tal es el convencimiento que he adquirido en mis cuarenta años de existencia.
Sí, tengo cuarenta años... Cuarenta años son toda una vida; son... una verdadera vejez. Vivir más de cuarenta años es una inconveniencia, algo inmoral y vil. ¿Quién vive después de cumplir cuarenta años? ¡Respondan sinceramente, honradamente! Voy a decírselo a ustedes: los imbéciles y los bribones. Sí, ésos son los que viven más de cuarenta años. ¡Se lo diré en la cara a todos los viejos, a todos esos respetables viejos de rizos plateados y perfumados! Lo proclamaré ante el universo entero. Tengo derecho a hablar así porque yo viviré hasta los sesenta, hasta los setenta, hasta los ochenta años!... ¡Esperen! ¡Déjenme recobrar el aliento!
Ustedes se imaginan seguramente que mi propósito es hacerles reír. Pues no; se equivocan en esto, como en todo lo demás. No soy en modo alguno tan alegre como sin duda les parezco. Por otra parte, si, irritados por toda esta palabrería (porque ustedes están irritados; lo veo), me pregunta qué soy en fin de cuentas, les responderé: soy un asesor de colegio. Ingresé en la Administración para poder comer (únicamente para eso), y el año pasado, cuando un pariente lejano me legó seis mil rublos, dimití al punto y me enterré en mi rincón. Hacía ya mucho tiempo que estaba aquí, pero ahora me he instalado definitivamente. La habitación que ocupo está en los confines de la ciudad y es fea, destartalada. Mi criada es una vieja campesina, malvada por falta de inteligencia. Además, huele mal. Me dicen que el clima de Petersburgo me perjudica, que la vida aquí es muy cara, e ínfimos los recursos de que dispongo. Lo sé; lo sé mucho mejor que todos esos sabios donadores de consejos. Pero me quedo en Petersburgo. No me iré de Petersburgo porque... Bueno, ¿qué importa que me marche o no?
Sin embargo ¿de qué puede hablar un hombre honrado con más placer?
Respuesta: de sí mismo. ¡Por lo tanto, voy a hablarles de mí mismo!



lunes, 23 de febrero de 2009

Hacia una interpretación Lihn-güística de: De un intelectual a una muchacha de pueblo

3:47

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En el libro la musiquilla de las pobres esferas del año 1969 encontramos un poema de Lihn titulado “De un intelectual a una muchacha de pueblo” en esta pieza el hablante lírico pone en conocimiento del lector, una sentida confesión sobre su cinismo.

Mi falsa bondad tú eres la única en comprenderla (…)

Aquella contradicción en cuanto a su proceder, falsa bondad que rápidamente la voz denuncia como parte intrínseca e inalienable de su ser, y que a juicio del mismo hablante sólo puede o ha sido captada a plenitud por su pareja, moviliza al lector hacia la confrontación de un sentir nihilista. Se trata de un testimonio desde la intimidad del intelectual, en otras palabras el destinatario del discurso poético es arrastrado a la cabeza de este emisor a fin de transitar por entre medio de sus personales ideas y aprehensiones. Un sentir general alimentado por el paso del tiempo y las experiencias que fluyen a través de la desazón que el yo poético aspira comunicar. Esto permite tanto al que entrega el mensaje como a sus eventuales receptores, confrontar los límites de una visión solipsista de la realidad.

y en el que fui fugazmente antes de estos años amargos, / de no haber sucumbido al gusto de la derrota, / al placer y hasta la pasión de la derrota, (…)

Víctima de un fiero hermetismo el hombre se ubica dentro de una cúpula de misantropía y temprano sentimiento de futilidad frente a toda acción que el ser humano pueda emprender. Guiado por este sentir, la voz que lidera el decir del texto, arguye en contraste a su persona, y como contrapunto de su expresividad, una elegía soterrada y ambigua pero no por ello menos veraz en honor a la candidez y desinteresado amor de la joven.

porque la confundes
ciega, sagazmente

con lo único bueno que va quedando en mi (…)

O porque el amor te hace creer,


Identificada desde el título del poema como la muchacha del pueblo, el intelectual beatifica a la mujer y la opone a su persona, debido a la pureza que esta emana. La adjetivación que la obra sutilmente propone en torno a la muchacha y su virtud, es casi pastoril y evocadora de un bucolismo que recuerda la idea de jardín cerrado u hortus clausus, tópico Mariano que se asocia a la virginidad, a la inocencia. Esto se vislumbra en diversos puntos de la pieza y desde la aplicación de distintos mecanismos. En una primera instancia con semas que aluden indirectamente a la idea de pulcritud poniendo el foco en lo espiritual. Se atiende por tanto a acciones que demuestran un cariño desinteresado y una firme lealtad motivada por la adoración y el idealismo que ella tiene hacia el otro.

el amor te hace creer, (...)

la confundes ciega (…)

Creerás en lo que te diga, al oído, (…)


Sin embargo el tema no se agota en lo metafísico y en la inocencia crédula de la muchacha, también se orienta hacia el plano sexual y las diferencias que en ese sentido ambos componentes de la relación poseen. Este motivo, aparece especialmente en lo que podemos denominar una segunda fase del poema tras la contextualización que la voz imperante (el intelectual) nos da acerca de la relación.

tu novela soy yo para las noches de insomnio cuando la virginidad acostumbrada a todo da con todo señales de impaciencia y hay que adormecerla con un cuidado especial.

En este ámbito del erotismo y su exacerbación es importante señalar que la proximidad de ambos amantes, sus cuerpos y deseo, esta marcado por la presencia de una suerte de bucolismo trastocado y contradictorio, pues se desprende marcadamente la idea de paz, equilibrio y luminosidad de términos como río, cauce e isla, aludiendo a un paraíso perdido o Locus amoenus. Se proyectan lugares remotos, opuestos al bullicio de las grandes urbes, lo cual permite un descanso para la mente y los sentidos, la figura femenina producto de su virginidad y pureza aporta esa sensibilidad, sin embargo los versos no cierran el sentido con esa única atmósfera, sino que por el contrario priorizan una oposición flagrante que da pie al dolor, sensaciones de tormento y oscuridad: Distancias absurdas, amanecer pantanoso, son algunas de las construcciones que completan lo onírico y trastocan cualquier tipo de mítica idea con respecto al goce e intimidad de las partes de esta relación.

Esta distancia absurda entre tu cuerpo y el mío,
es el cauce de un sueño que une las dos orillas
colmado, por fin,
bajo una tierna luz de amanecer pantanoso


En los versos transcritos, encontramos simbólicamente la percepción del hablante destacándose la última imagen como suma de lo que ambos aportan, dada la mixtura de sus personalidades:

De modo que a la belleza y ternura de un prado límpido, representado idílicamente por la muchacha, podemos contraponer el escepticismo erudito del intelectual, cosmopolita, civilizado, extranjero del mundo, errante viajero que ha mordido del árbol de la ciencia y que por tanto es ultra-consciente de su finitud, siente vergüenza de su desnudez, lo angustia la fragilidad que tiene su existencia vacía, y en tal medida racionaliza los hechos, sometiéndolos a un juicio recalcitrante que lo obliga a construirse día a día, segundo a segundo en la más completa soledad. En términos de Fromm, este intelectual sufre de manera latente y sin restricción la necesidad de superar su separatidad, de abandonar "la prisión de su soledad" y la muchacha de pueblo por momentos es un recordatorio de ese estado, un aliciente y muchas otras, un reflejo paralizador. Pues aún cuando la joven mujer encarna la síntesis de un amor de fantasía y la idea de pureza virginal, la simpleza de sus actos en la medida que limitan la rudeza del mundo moderno y su trafago, también coartan la erudición de su contraparte, las expectativas del intelectual y en este caso peculiar, incluso una vertiente hacía la creación, hacia la abstracción poética, el juego de la palabra que ella, con fuertes manos y una paciencia férrea, sumamente terrenal; sepulta.

Te encontrarás en una isla conmigo,
cualquier imagen de calendario
puede ser en este momento tu hallazgo,
el primer recurso de la poesía y el último,
porque no amas las palabras


Los excesos quijotescos de la imaginación, no hacen mella, se alude a las costumbres de la mujer y a la paciencia como un don pero también como sinónimo de un alma pasiva, fogosa en el trabajo, en las labores diarias, en la rutina más no en la digresión contemplativa y a veces gratuita del pensamiento.

ni te bastan los excesos de la imaginación,
a todo ello prefieres el éxtasis,
poner orden en tu vida
con esas grandes manos tranquilas
y esperar.


Estos elementos en su conjunto, arrojan luces del fuerte contraste de ambos mundos, aún cuando sólo tengamos la apreciación del hombre intelectual, pues es su testimonio, es el quien nos arroja luces sobre la muchacha y su inocencia, por ende ella y todo lo que sabemos al respecto, no pasa de ser más que otra percepción hecha concepto, filtrada por medio del tamiz de un carácter marcado a fuego por la razón, y todo lo que pueda este atribuir desde su arquetípica personalidad, juiciosa y soberbia frente a una mujer, llana y simple como la muchacha de pueblo. De manera que ambos, ella que nace a nuestros ojos producto de la confesión y él que entrega el discurso, son formas esteriotipadas que Lihn como creador provee. El poeta se vale de la mente de un hombre que clasifica, define, ordena y verbaliza rebatiendo todo una y otras vez, pues dada su condición requiere de este ejercicio para su tranquilidad. Por tanto el análisis de la mujer y su eventual cosificación no es en todo caso menor, pues hasta cierto grado es un proceso de autoconocimiento. Por analogía conocemos mejor al hablante debido a las semejanzas y diferencias que expone con respecto a la que esta a su lado, pues lo que está puesto en entredicho comprende su memoria, el deseo, y expectativas en su totalidad. El intelectual se ve empujado al cuestionamiento, debe hurgar en lo más íntimo y exponer lo que el creía perdido en su persona: Bondad, aprecio al mundo y reconocimiento de la alteridad. Testimonio que no esta exento de contradicciones y excesos.

Crees, en cambio, en el hombre que yo habría sido / y en el que fui fugazmente antes de estos años amargos, (…)

La alusión a esos años agrestes y endurecidos no es casual, pues aún cuando la mujer y su presencia ataca las barreras del excesivo individualismo, las capas que separan al intelectual del mundo exterior, estas son producto de una acumulación continua y creciente, factor ineludible que se materializa en el poema a través de un despliegue de excesiva razón que hace honor al carácter del hombre, que reduccionista califica el amor de la muchacha como un simple efecto irracional e instintivo que emana de la ceguera que provoca el ideal, el respeto.

De esta manera se simplifica la comprensión del otro y su deseo, sólo se reconoce una desmedida admiración y se resta importancia a la capacidad de determinación que los juicios de ella puedan tener sobre su ser. Este hombre de intelecto no se vislumbra del todo bajo la mirada del otro y hace una disección clínica de los sentimientos, evidenciando una ruptura clave en la comunicación al limitar su rol dentro de un equilibrio emocional que procura armonizar mitigando el exceso de un yo dominante para dar paso a un nosotros. Práctica que en la participación e intercambio intersubjetivo, tiende a evitar la cosificación y asimilación de uno de los sujetos al servicio exclusivo de su par.

En este caso, la situación se polariza y el intelectual se impone, esto se percibe de modo explícito en el siguiente verso:

y no distingues entre mi miedo a la vida y mi amor a la vida / y eres, por un momento, el báculo de esta vejez prematura.(…)

La reglas cínicas que rigen el esbozo de relación a favor del hombre le permiten incluso considerarla un objeto, báculo o instrumento que sirve de sostén y apoyo a lo que el considera una vejez asumida de modo voluntario. Esta es una de las grandes contradicciones, pues atenta contra la dignidad de la mujer en tanto la persona de la muchacha y sus sentimientos se ven instrumentalizados; cumplen por momentos una función y actúan con una finalidad objetiva, como un diseño al uso, con cualidades esperadas, ponderables y que pueden ser manipuladas.

Producto de la perspicacia y experiencia del intelectual, el pensamiento de ella es sintetizado, definido y anticipado en base a prejuicios que marcan la aparente plenitud de su solipsismo. El soberbio intelectual cree anticipar con facilidad los pasos de la mujer en el arte de amar, y conceptualiza y predice los mecanismos que ella tiene para expresar su sentir y la valoración de aquel que desea.

O porque el amor te hace creer, / como si se tratara de un manojo de hierbas / en manos de una vieja curandera,/ en sus virtudes balsámicas,

En este apartado la voz esgrime producto de su carácter y excesiva confianza una afirmación que respalda su temple extremadamente lógico dominado por su falta de humanidad o lo que se entiende por esencia integra de un ser humano “adaptado y sociable” en función de conductas que demuestran empatía y tolerancia

y estas penetrada del papel del amor / como de un sabor a hierbas mágicas.

El actor principal con estas actitudes protege su condición, la costumbre de habitar su soledad, evitando ser determinado y definido por el amor de ella.

Creerás en lo que te diga, al oído, el horóscopo
en el estilo epístolar, en la lectura de las manos;
tu novela soy yo para las noches de insomnio


Otro ejemplo, de disminución se da en el análisis que lo empuja a reconocer el actuar de ella como un producto predecible, común, capaz de ser comparado con supercherías, supersticiones y santerías propias del actuar de una persona demasiado crédula que deposita su suerte en invenciones como la brujería, el horóscopo, el destino o una fe irrestricta. Estas ideas desprestigiadas y fútiles ante los ojos del intelectual, tienden a ubicarlo al parecer dentro de un nivel superior y de control.

En definitiva, al revisar y leer detenidamente el texto, encontramos variados temas y discusiones que se pueden desprender de lo que en apariencia es un sencillo y directo texto. Más allá de lo estrictamente romántico, propio de una relación tormentosa producto de las marcadas diferencias entre los componentes del idilio, el lector puede profundizar en torno al plano metafísico, erótico, psicológico del hablante, hay un tema de género importante, grandes tópicos medievales y clásicos reinterpretados y desde luego, un posible cuestionamiento antropológico a dos tipos de sociedad y tipos humanos básicos, el intelectual y la muchacha de pueblo. Estos no tienen nombre, representan a una pluralidad de seres que pueden ocupar esta ecuación que involucra además connotaciones socio-culturales, estilos de vida, formas de habla y pensamiento: El contraste entre la abstracción destructiva del pensador que va abriendo capas en su relación a fin de conocer todos los motivos, su necesidad de palabra, su esteticismo, y el rechazo de ella y la imposición de su calma, de su orden y rutina marcada por la figura de las manos en los últimos versos, con esas grandes manos tranquilas la otra mente, una de tipo operacional, motora.

Lo expuesto en esta lectura reafirma la elección del hablante y el diseño de esa voz llamada el intelectual. Se destaca además la riqueza de contenido que Lihn puede entregar a través de un contraste amoroso dejando mediante su propuesta; amplias puertas abiertas para la interpretación, pues cabe preguntarnos, ¿Qué tal si la confesión surgiera de parte de la muchacha del pueblo? Bien pudo ser la mujer la que nos diera a conocer la suerte de la relación, en cambio Lihn optó por poner el testimonio en boca de la figura masculina lo cual no es limitante, ya que aún cuando su contraparte puede llegar a ser una mera conceptualización de sus prejuicios, la ausencia de la misma no es total, la otra voz esta presente en los silencios, en las omisiones, en los contrastes y en las exageraciones de este único hablante y su cosmovisión, que somete al mundo bajo sus cuestionamientos.

Ante ese decir o encuadre de la relación que pareciese negar a la muchacha y su imagen, al reducirla a objeto del testimonio poético, brota como poderosa y afirmativa raíz, la voz femenina, presencia que con matices de natural simpleza crea en el primer recurso de la poesía y el último, con los excesos de la imaginación, al intelectual, este espera y reposa, en esas manos tranquilas.

Autor: Daniel Rojas Pachas

Publicado en Cinosargo



De un intelectual a una muchacha de pueblo

Mi falsa bondad tú eres la única en comprenderla,
porque la confundes ciega, sagazmente con lo único bueno que va quedando en mi
y no distingues entre mi miedo a la vida y mi amor a la vida
y eres, por un momento, el báculo de esta vejez prematura.

Crees, en cambio, en el hombre que yo habría sido
y en el que fui fugazmente antes de estos años amargos,
de no haber sucumbido al gusto de la derrota,
al placer y hasta la pasión de la derrota,
por lo mismo que crees en el amor

O porque el amor te hace creer,
como si se tratara de un manojo de hierbas
en manos de una vieja curandera,
en sus virtudes balsámicas,
y estas penetrada del papel del amor
como de un sabor a hierbas mágicas.

Creerás en lo que te diga, al oído, el horóscopo
en el estilo epístolar, en la lectura de las manos;
tu novela soy yo para las noches de insomnio
cuando la virginidad acostumbrada a todo
da con todo señales de impaciencia
y hay que adormecerla con un cuidado especial.

Esta distancia absurda entre tu cuerpo y el mío,
es el cauce de un sueño que une las dos orillas
colmado, por fin, bajo una tierna luz de amanecer pantanoso.

Te encontrarás en una isla conmigo,
cualquier imagen de calendario
puede ser en este momento tu hallazgo,
el primer recurso de la poesía y el último,
porque no amas las palabras
ni te bastan los excesos de la imaginación,
a todo ello prefieres el éxtasis,
poner orden en tu vida
con esas grandes manos tranquilas
y esperar.

ENRIQUE LIHN La musiquilla de las pobres esferas - 1969



sábado, 21 de febrero de 2009

LOS NEOCHILENOS

22:38

LOS NEOCHILENOS
(Roberto Bolaño) a Rodrigo Lira

El viaje comenzó un feliz día de noviembre
Pero de alguna manera el viaje ya había terminado
Cuando lo empezamos.
Todos los tiempos conviven, dijo Pancho Ferri,
El vocalista. O confluyen,
Vaya uno a saber.
Los prolegómenos, no obstante,
Fueron sencillos:
Abordamos con gesto resignado
La camioneta
Que nuestro mánager en un rapto
De locura
Nos había obsequiado
Y enfilamos hacia el norte,
El norte que imanta los sueños
Y las canciones sin sentido
Aparente
De los Neochilenos,
Un norte, ¿cómo te diría?,
Presentido en el pañuelo blanco
Que a veces cubría
Como un sudario
Mi rostro.
Un pañuelo blanco impoluto
O no
En donde se proyectaban
Mis pesadillas nómadas
Y mis pesadillas sedentarias.
Y Pancho Ferri
Preguntó
Si sabíamos la historia
Del Caraculo
Y el Jetachancho
Asiendo con ambas manos
El volante
Y haciendo vibrar la camioneta
Mientras buscábamos la salida
De Santiago,
Haciéndola vibrar como si fuera
El pecho
Del Caraculo
Que soportaba un peso terrible
Para cualquier humano.
Y recordé entonces que el día
Anterior a nuestra partida
Habíamos estado
En el Parque Forestal
De visita en el monumento
A Rubén Darío.
Adiós, Rubén, dijimos borrachos
Y drogados.
Ahora los hechos banales
Se confunden
Con los gritos anunciadores
De sueños verdaderos.
Pero así éramos los Neochilenos,
Pura inspiración
Y nada de método.
Y al día siguiente rodamos
Hasta Pilpilco y Llay Llay
Y pasamos sin detenernos
Por La Ligua y Los Vilos
Y cruzamos el río Petorca
Y el río
Quilimari
Y el Choapa hasta llegar
A La Serena
Y el río Elqui
Y finalmente Copiapó
Y el río Copiapó
En donde nos detuvimos
Para comer empanadas
Frías.
Y Pancho Ferri
Volvió con las aventuras
Intercontinentales
Del Caraculo y del Jetachancho,
Dos músicos de Valparaíso
Perdidos
En el barrio chino de Barcelona.
Y el pobre Caraculo, dijo
El vocalista,
Estaba casado y tenía que
Conseguir plata
Para su mujer y sus hijos
De la estirpe Caraculo,
De tal forma que se puso a traficar
Con heroína
Y un poco de cocaína
Y los viernes algo de éxtasis
Para los súbditos de Venus.
Y poco a poco, obstinadamente,
Empezó a progresar.
Y mientras el Jetachancho
Acompañaba a Aldo Di Pietro,
¿Lo recuerdan?,
En el Café Puerto Rico,
El Caraculo veía crecer
Su cuenta corriente
Y su autoestima.
¿Y qué lección podíamos
Sacar los Neochilenos
De la vida criminal
De aquellos dos sudamericanos
Peregrinos?
Ninguna, salvo que los límites
Son tenues, los límites
Son relativos: gráfilas
De una realidad acuñada
En el vacío.
El horror de Pascal
Mismamente.
Ese horror geométrico
Y oscuro
Y frío
Dijo Pancho Ferri
Al volante de nuestro bólido,
Siempre hacia el
Norte, hasta
Toco
En donde descargamos
La megafonía
Y dos horas después
Estábamos listos para actuar:
Pancho Relámpago
Y los Neochilenos.
Un fracaso pequeño
Como una nuez,
Aunque algunos adolescentes
Nos ayudaron
A volver a meter en la camioneta
Los instrumentos: niños
De Toco
Transparentes como
Las figuras geométricas
De Blaise Pascal.
Y después de Toco, Quillagua,
Hilaricos, Soledad, Ramaditas,
Pintados y Humberstone,
Actuando en salas de fiesta vacías
Y burdeles reconvertidos
En hospitales de Liliput,
Algo muy raro, muy raro que tuvieran
Electricidad, muy
Raro que las paredes
Fueran semisólidas, en fin,
Locales que nos daban
Un poco de miedo
Y en donde los clientes
Estaban encaprichados con
El fist-fucking y el
Feet-fucking,
Y los gritos que salían
De las ventanas y
Recorrían el patio encementado
Y las letrinas al aire libre,
Entre almacenes llenos
De herramientas oxidadas
Y galpones que parecían
Recoger toda la luz lunar,
Nos ponían los pelos
De punta.
¿Cómo puede existir
Tanta maldad
En un país tan nuevo,
Tan poquita cosa?
¿Acaso es éste
El Infierno de las Putas?
Se preguntaba en voz alta
Pancho Ferri.
Y los Neochilenos no sabíamos
Qué responder.
Yo más bien reflexionaba
Cómo podían progresar
Esas variantes neoyorkinas del sexo
En aquellos andurriales
Provincianos.
Y con los bolsillos pelados
Seguimos subiendo:
Mapocho, Negreiros, Santa
Catalina, Tana,
Cuya y
Arica,
En donde tuvimos
Algo de reposo—e indignidades.
Y tres noches de trabajo
En el Camafeo de
Don Luis Sánchez Morales, oficial
Retirado.
Un lugar lleno de mesitas redondas
Y lamparitas barrigonas
Pintadas a mano
Por la mamá de don Luis,
Supongo.
Y la única cosa
Verdaderamente divertida
Que vimos en Arica
Fue el sol de Arica:
Un sol como una estela de
Polvo.
Un sol como arena
O como cal
Arrojada ladinamente
Al aire inmóvil.
El resto: rutina.
Asesinos y conversos
Mezclados en la misma discusión
De sordos y de mudos,
De imbéciles sueltos
Por el Purgatorio.
Y el abogado Vivanco,
Un amigo de don Luis Sánchez,
Preguntó qué mierdas queríamos decir
Con esa huevada de los Neochilenos.
Nuevos patriotas, dijo Pancho,
Mientras se levantaba
De la reunión
Y se encerraba en el baño.
Y el abogado Vivanco
Volvió a enfundar la pistola
En una sobaquera
De cuero italiano,
Un fino detalle de los chicos
De Ordine Nuovo,
Repujada con primor y pericia.
Blanco como la luna
Esa noche tuvimos que meter
Entre todos
A Pancho Ferri en la cama.
Con cuarenta de fiebre
Empezó a delirar:
Ya no quería que nuestro grupo
Se llamara Pancho Relámpago
Y los Neochilenos,
Sino Pancho Misterio
Y los Neochilenos:
El terror de Pascal.
El terror de los vocalistas,
El terror de los viajeros,
Pero jamás el terror
De los niños.
Y un amanecer,
Como una banda de ladrones,
Salimos de Arica
Y cruzamos la frontera
De la República.
Por nuestros semblantes
Hubiérase dicho que cruzábamos
La frontera de la Razón.
Y el Perú legendario
Se abrió ante nuestra camioneta
Cubierta de polvo
E inmundicias,
Como una fruta sin cáscara,
Como una fruta quimérica
Expuesta a las inclemencias
Y a las afrentas.
Una fruta sin piel
Como una adolescente desollada.
Y Pancho Ferri, desde
Entonces llamado Pancho
Misterio, no salía
De la fiebre,
Musitando como un cura
En la parte de atrás
De la camioneta
Los avatares—palabra india—
Del Caraculo y del Jetachancho.
Una vida delgada y dura
Como soga y sopa de ahorcado,
La del Jetachancho y su
Afortunado hermano siamés:
Una vida o un estudio
De los caprichos del viento.
Y los Neochilenos
Actuaron en Tacna,
En Mollendo y Arequipa,
Bajo el patrocinio de la Sociedad
Para el Fomento del Arte
Y la Juventud.
Sin vocalista, tarareando
Nosotros mismos las canciones
O haciendo mmm, mmm, mmmmh,
Mientras Pancho se fundía
En el fondo de la camioneta,
Devorado por las quimeras
Y por las adolescentes desolladas.
Nadir y cenit de un anhelo
Que el Caraculo supo intuir
A través de las lunas
De los narcotraficantes
De Barcelona: un fulgor
Engañoso,
Un espacio diminuto y vacío
Que nada significa,
Que nada vale, y que
Sin embargo se te ofrece
Gratis.
¿Y si no estuviéramos
En el Perú?, nos
Preguntamos una noche
Los Neochilenos.
¿Y si este espacio
Inmenso
Que nos instruye
Y limita
Fuera una nave intergaláctica,
Un objeto volador
No identificado?
¿Y si la fiebre
De Pancho Misterio
Fuera nuestro combustible
O nuestro aparato de navegación?
Y después de trabajar
Salíamos a caminar por
Las calles del Perú:
Entre patrullas militares, vendedores
Ambulantes y desocupados,
Oteando
En las colinas
Las hogueras de Sendero Luminoso,
Pero nada vimos.
La oscuridad que rodeaba los
Núcleos urbanos
Era total.
Esto es como una estela
Escapada de la Segunda
Guerra Mundial
Dijo Pancho acostado
En el fondo de la camioneta.
Dijo: filamentos
De generales nazis como
Reichenau o Model
Evadidos en espíritu
Y de forma involuntaria
Hacia las Tierras Vírgenes
De Latinoamérica:
Un hinterland de espectros
Y fantasmas.
Nuestra casa
Instalada en la geometría
De los crímenes imposibles.
Y por las noches solíamos
Recorrer algunos cabaretuchos:
Las putas quinceañeras
Descendientes de aquellos bravos
De la Guerra del Pacífico
Gustaban escucharnos hablar
Como ametralladoras.
Pero sobre todo
Les gustaba ver a Pancho
Envuelto en varias y coloridas mantas
Y con un gorro de lana
Del altiplano
Encasquetado hasta las cejas
Aparecer y desaparecer
Como el caballero
Que siempre fue,
Un tipo con suerte,
El gran amante enfermo del sur de Chile,
El padre de los Neochilenos
Y la madre del Caraculo y el Jetachancho,
Dos pobres músicos de Valparaíso,
Como todo el mundo sabe.
Y el amanecer solía encontrarnos
En una mesa del fondo
Hablando del kilo y medio de materia gris
Del cerebro de una persona
Adulta.
Mensajes químicos, decía
Pancho Misterio ardiendo de fiebre,
Neuronas que se activan
Y neuronas que se inhiben
En las vastedades de un anhelo.
Y las putitas decían
Que un kilo y medio de materia
Gris
Era bastante, era suficiente, para qué
Pedir más.
Y a Pancho se le caían
Las lágrimas cuando las escuchaba.
Y luego llegó el diluvio
Y la lluvia trajo el silencio
Sobre las calles de Moliendo,
Y sobre las colinas,
Y sobre las calles del barrio
De las putas,
Y la lluvia era el único
Interlocutor.
Extraño fenómeno: los Neochilenos
Dejamos de hablarnos
Y cada uno por su lado
Visitamos los basurales de
La filosofía, las arcas, los
Colores americanos, el estilo inconfundible
De nacer y renacer.
Y una noche nuestra camioneta
Enfiló hacia Lima, con Pancho
Ferri al volante, como en
Los viejos tiempos,
Salvo que ahora una puta
Lo acompañaba.
Una puta delgada y joven,
De nombre Margarita,
Una adolescente sin par,
Habitante de la tormenta
Permanente.
También hubiérase podido
Llamar Sombra
Ágil,
La ramada oscura
Donde curar sus heridas
Pancho pudiera.
Y en Lima leímos a los poetas
Peruanos:
Vallejo, Martín Adán y Jorge Pimentel.
Y Pancho Misterio salió
Al escenario y fue convincente
Y versátil.
Y luego, aún temblorosos
Y sudorosos
Nos contó la historia
De una novela
De un viejo escritor chileno.
Un tragado por el olvido.
Un nec spes nec metus
Dijimos los Neochilenos.
Y Margarita dijo:
Un novelista.
Y el fantasma,
El hoyo doliente
En que todo esfuerzo
Se convierte,
Escribió—parece ser—
Una novela llamada Kundalini,
Y Pancho apenas la recordaba,
Hacía esfuerzos, sus palabras
Hurgaban en una infancia atroz
Llena de amnesia, de pruebas
Gimnásticas y mentiras,
Y así nos la fue contando,
Fragmentada,
El grito Kundalini,
El nombre de una yegua turfista
Y la muerte colectiva en el hipódromo.
Un hipódromo que ya no existe.
Un hueco anclado
En un Chile inexistente
Y feliz.
Y aquella historia tuvo
La virtud de iluminar
Como un paisajista inglés
Nuestro miedo y nuestros sueños
Que marchaban de Este a Oeste
Y de Oeste a Este,
Mientras nosotros, los Neochilenos
Reales
Viajábamos de Sur
A Norte.
Y tan lentos
Que parecía que no nos movíamos.
Y Lima fue un instante
De felicidad,
Breve pero eficaz.
¿Y cuál es la relación, dijo Pancho,
Entre Morfeo, dios
Del sueño
Y morfar, vulgo
Comer?
Sí, eso dijo,
Abrazado por la cintura
De la bella Margarita,
Flaca y casi desnuda
En un bar de Lince, una noche
Leída y partida y
Poseída
Por los relámpagos
De la quimera.
Nuestra necesidad.
Nuestra boca abierta
Por la que entra
La papa
Y por la que salen
Los sueños: estelas
Fósiles
Coloreadas con la paleta
Del apocalipsis.
Sobrevivientes, dijo Pancho
Ferri.
Latinoamericanos con suerte.
Eso es todo.
Y una noche antes de partir
Vimos a Pancho
Y a Margarita
De pie en medio de un lodazal
Infinito.
Y entonces supimos
Que los Neochilenos
Estarían para siempre
Gobernados
Por el azar.
La moneda
Saltó como un insecto
Metálico
De entre sus dedos:
Cara, al sur,
Cruz, al norte,
Y luego nos subimos todos
A la camioneta
Y la ciudad
De las leyendas
Y del miedo
Quedó atrás.
Un feliz día de enero
Cruzamos
Como hijos del Frío,
Del Frío Inestable
O del Ecce Homo,
La frontera con Ecuador.
Por entonces Pancho tenía
28 ó 29 años
Y pronto moriría.
Y 17 Margarita.
Y ninguno de los Neochilenos
Pasaba de los 22.



BLANES, 1993

Cinosargo Ediciones

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